He escrito muchos artículos sobre Joan Plaza desde que es entrenador del Real Madrid y he mantenido siempre mi postura hacia su persona tanto en los buenos como en los malos momentos. Esta noche he decidido dar constancia de ello.
En el baloncesto se puede ganar o se puede perder pero nadie puede poner en duda el trabajo realizado, la dedicación, el esfuerzo de un equipo, de unos jugadores, de un entrenador...
Esta noche existen muchos rumores que espero que no lleguen a noticia pero a la vez espero una voz fiable que me diga que realmente no lo llegaran a ser pues encuentro que seria muy injusto.
Lo único que puedo decir en estos momentos es que me siento orgullosa de Joan por su capacidad, su manera de hacer las cosas siempre desde la humildad y desde el trabajo silencioso que no espera otra cosa que ver gratificado su esfuerzo en la cancha, por saber aceptar tanto las victorias como las derrotas, por admitir los errores cometidos e intentar mejorar a partir de ellos, por luchar siempre por lograr lo que se propone levantándose en cada caída conociendo tanto sus virtudes como sus defectos.
El baloncesto al fin y al cabo es un deporte y lo que importa realmente es la calidad humana de las personas, lo que se esconde tras las apariencias, lo que se encuentra indagando bajo la superficie y Joan ha demostrado ser muy consciente de ello y ser él mismo en todo momento sin importarle lo que puedan pensar, decir de él.
Por todo esto y muchos motivos más quiero dedicarle estas palabras y desearle toda la suerte del mundo.
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